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¿Cómo adaptar una producción a un presupuesto real?

Cualquier productora en Tenerife, en Canarias y, me temo, que en cualquier otro lugar de España en algún momento trabaja para un cliente final que desea o necesita realizar un producto final «tope gama» pero el presupuesto que tiene para desarrollar la idea está lejos de lo que es necesario para afrontar según qué producciones. Es entonces cuando tenemos que tirar de imaginación para poder hacer algo que se acerque a la idea original.

Adaptación por parte de los creativos.

Evidentemente no siempre se logra. Muchas veces hay que ser realista y es la agencia de publicidad la que tiene que hacer un esfuerzo para sintetizar ideas y hacer asequibles las producciones que, de otro modo, requerirían de una importante suma de dinero.

Que se realicen estos cambios no implica que el producto final sea peor, el dicho de «menos es más» suele tener razón. Uno de los ejemplos más claros que me viene a la memoria en estos momentos es un anuncio de Cocacola del año 2002: «Cocacola para todos», en el que vamos viendo una secuencia de imágenes de botellas y detalles de botellas de Cocacola que se correlacionan con lo que una voz en off nos narra.

La sencillez pero efectividad de las imágenes, la emotividad de la entonación y la música hicieron el resto, convirtiendo este spot en uno de los más premiados a nivel internacional en ese año. A nivel producción estoy convencido de que las dificultades existieron, pero que fueron totalmente asequibles por la simplicidad de las tomas.

Adaptación por parte de la productora.

En lo referente al trabajo de producción también nos vemos obligados a tirar de imaginación o a multiplicar nuestras funciones… es eso o perecer perdiendo clientes en un mercado, el canario, que se ve cada vez más doblegado por la tiranía del momento socioeconómico en que estamos viviendo.

Directores de fotografía que hacen de camarógrafos y/o gaffers, ayudantes de cámara haciendo de eléctricos o directores de producción cubriendo funciones de script son nuestro día a día. Y todo ello teniendo en mente el objetivo final: que el cliente obtenga un producto con la mejor calidad. Facilitar que su empresa sea conocida para ayudar a su crecimiento, con la esperanza de que su crecimiento sea nuestro crecimiento… pero sin pasarnos.

Podemos tomarlo como un planteamiento erróneo si pensamos en que todo vale con tal de conseguir un trabajo, pero este planteamiento se aleja de esa idea. No se trata de hacerlo a cualquier precio. Hay lineas rojas que no debemos/tenemos que cruzar, y una de esas líneas viene marcada por los presupuestos. Tenemos que poner en valor nuestro trabajo, máxime cuando estamos hablando de otorgar multiplicidad de funciones con la carga de responsabilidad que ello conlleva para cada una de las personas que interviene en la producción.

Directores de fotografía que hacen de camarógrafos y/o gaffers, ayudantes de cámara haciendo de eléctricos o directores de producción cubriendo funciones de script son nuestro día a día. Y todo ello teniendo en mente el objetivo final: que el cliente obtenga un producto con la mejor calidad. Facilitar que su empresa sea conocida para ayudar a su crecimiento, con la esperanza de que su crecimiento sea nuestro crecimiento… pero sin pasarnos.

¿Alguna vez lo has vivido?


Si estás comenzando en el mundo del audiovisual ¿te lo imaginabas así?


¿Qué soluciones crees posibles para estas situaciones?

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